UN COCKER LLAMADO " SUGAR "

Le conocí cuando su dueño Carlos y Patricia mi hija,  decidieron compartir juntos la aventura que supone el paso por este mundo imperfecto, desde el primer contacto con él, me pareció un golfíllo y simpático perro y creo que a él yo tampoco le caí mal, pues siempre que venia a casa, entraba donde yo estuviera para saludarme. Tuvo que compartir su territorio con Carla la golden que aportó Patricia a la unión, pero enseguida ambos formaron una hermandad perfecta. Siempre recuerdo cuando sus dueños los dejaban en casa, Sugar, enseguida se subía a su sitio preferido,que era el sillón donde yo siempre descansaba , yo al verle le reñía y el enseguida se bajaba y venia a mí para hacerme la pelota, siempre me tomó como el jefe de la manada. 
Han pasado los años y Sugar se hizo viejo, le tuvieron que sacar las muelas, a sus largas y bonitas orejas, ya no le llegaban los sonidos, su corazón latía mal, pero aún así, seguía persiguiendo a los pájaros que bajaban a comer, como lo estuvo haciendo cuando era un joven cazador. Entonces, llegó esa maldita enfermedad que desde su nacimiento llevaba Carla consigo y su  hermana, su amiga, su lazarillo pues siempre estaba pendiente de ella para que le guiase, nos dejó a todos con una gran tristeza y a él sin su guía. Desde ese momento empezó a empeorar , su corazón latía cada vez más débil,  y decidió que un mes era suficiente sin su hermana, su amiga, su lazarillo y se fue con ella para estar juntos hasta la eternidad al sitio DONDE VAN LOS PERROS BUENOS.


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